El verdadero problema del siglo XXI no son las guerras o el cambio climático, sino las farolas. Desde hace más de 200 años, los faroles de gas de Westminster han iluminado calles y almas atribuladas, resistiendo revoluciones industriales, bombardeos y la era del reguetón. Ahora, el enemigo tiene nombre y apellido: lámparas LED funcionales, diseñadas para destruir todo rastro de encanto y reemplazarlo por una luz blanca y depresiva digna de sala de espera.
Un pequeño ejército de románticos incorregibles —los autoproclamados London Gasketeers— ha decidido que no en su guardia, no mientras les queden pulmones para hablar y listas de peticiones para firmar. Su misión: salvar todos los faroles de Westminster.
Esta cruzada, que huele a naftalina, papel viejo y dignidad, ha logrado llamar la atención del Daily Mail —sí, ese refugio de titulares escandalosos, paranoia moral y fotos de celebridades saliendo del supermercado. Por una vez, el Mail se ocupó de algo importante: farolas. De gas, como debe ser.
Según Tim Bryars, librero de Cecil Court y caballero cruzado en esta campaña, las lámparas no solo iluminan calles, sino también los espíritus. “Cada farol —explica con la seriedad de quien ha leído más libros que tú en toda tu vida— emite una luz que replica la del sol, con un brillo que parece casi vivo”. A diferencia de las luces LED, que replican, con notable exactitud, la iluminación de un interrogatorio policial.
Hasta ahora, Bryars y sus compinches han salvado 174 de las 302 farolas originales, aunque 94 aún corren peligro de ser sustituidas por versiones que podrían haber sido diseñadas por un comité de contadores fiscales. No contentos con detener el avance de lo vulgar, han documentado cada farol sobreviviente con la meticulosidad de un monje medieval —con la cantidad adecuada de fanatismo para esta tarea.
Y para quien argumente que “hay que ser ecológicos”, Bryars lo deja claro, sin levantar la voz: estos faroles consumen menos gas que el que tú exhalas gritando en redes. Así que la próxima vez que camines por Westminster bajo un farol de gas que aún resista, agradece a un librero. Y recuerda, que no es solo luz, es un pequeño triunfo de la belleza contra el tedio.
Y si no te importa todo esto… bueno, no pasa nada, el Daily Mail sigue teniendo noticias sobre Meghan Markle.