Suzanne Jill Levine, ‘Unfaithful: memorias de una traductora’

El reciente fallecimiento del premio Nobel Mario Vargas Llosa, último gran protagonista vivo del boom latinoamericano, junto con Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, certifica que este fenómeno del siglo XX ha llegado definitivamente a su fin. Hoy, un nuevo capítulo está siendo escrito por novelistas más jóvenes, así como por aquellos académicos, editores y traductores cuya mirada retrospectiva nos sirve de guía y sin los cuales el boom, un fenómeno verdaderamente internacional, no habría podido trascender más allá del español.

La académica y traductora Suzanne Jill Levine es una de esas figuras clave, cuya conmovedora autobiografía da cuenta de su implicación personal durante décadas en esa narrativa. Unfaithful: A Translator’s Memoir  (New York: Bloomsbury, 2025), la tercera y más íntima entrega de una trilogía de ensayos que incluye Subversive Scribe: Translating Latin American Fiction  (1991) y la biografía Manuel Puig and the Spider Woman  (2001), cuenta la historia de su inserción en el Boom cuando tenía veintitantos años, la elaboración de obras aparentemente intraducibles durante sus treinta y cuarenta, y sus reflexiones sobre el oficio en sus últimos años. Pero, dado que esta vez su relato también da cuenta de sus relaciones con las personas involucradas, incluidos mentores y escritores, y de su propia evolución psicosexual, Unfaithful  lleva al lector tras las bambalinas de la producción cultural para revelar la transformación mutua, la traducción encarnada por Levine, del trabajo y el agente, que pasan de ser actores marginales a esenciales.

En cinco capítulos y cuatro ensayos más breves y menos centrales, el libro describe el contacto laboral y, en ocasiones, la colaboración íntima con personas como Emir Rodríguez Monegal, el académico y editor al que se atribuye el inicio del Boom durante los años sesenta y a quien Levine conoció en Nueva York cuando aún era estudiante; o bien, a menudo gracias a la amabilidad de Monegal, con escritores como Guillermo Cabrera Infante, Manuel Puig o Adolfo Bioy Casares, cuyas obras traduciría con el tiempo.

Ni una historia ni una serie de lecturas, el libro ofrece una crónica personal de lo que supuso para una joven judía estadounidense vivir y trabajar entre escritores cuyo talento en aquella época los catapultó, a ellos y a ella, al escenario mundial. Sus impresiones, narradas con lúcida memoria, son siempre entretenidas, a menudo mordaces y, en ocasiones, confesionales, como cuando describe su relación de varios años, incómoda pero finalmente satisfactoria, con Monegal, veinticinco años mayor que ella, o su lento descubrimiento de su atracción por las mujeres. Así, tras describir su temprano aprendizaje del español y su fortuito contacto con los mundos editoriales relevantes, cada capítulo enmarca los episodios de su evolución personal con los proyectos que abordó en ese momento.

Entre estos retos destacan tours de force  como Three Trapped Tigers, la recreación joyceana de Cabrera Infante de la jerga cubana de la época prerrevolucionaria, o las inflexiones argentinas, filtradas a través de los melodramas de Hollywood, de Betrayed by Rita Hayworth, de Manuel Puig. Obras maestras de la traducción como estas dos, entre muchas otras que Levine produjo a lo largo de los años, le valieron la reputación de artesana hábil y creativa que llegó a colaborar estrechamente (Cabrera Infante lo acuñó como «closelaboración») con los propios escritores y contribuyó a elevar la traducción a una verdadera forma de arte.

Y, sin embargo, sin pretender nunca entrar en teorías, la historia de la vida de Levine sugiere preguntas que rara vez se plantean en ensayos similares. Huérfana desde la universidad, su historia yuxtapone la pérdida personal y el aprendizaje de una lengua extranjera, un intercambio que ancla la conciencia lingüística en la confusión interna. En su capítulo sobre Monegal, Levine atribuye de hecho a la pérdida de sus padres una parte importante de su fuerte vínculo emocional. ¿Cuál es, entonces, el vínculo conceptual entre la traducción y la pérdida, o entre el lenguaje y la muerte? El tema y el hecho de la pérdida ocupan un lugar destacado en esta crónica de la traducción textual y la transformación personal, a la que se puede añadir, quizá de forma un tanto forzada, el tesoro que representaban escritores como Cabrera Infante y Puig, que en la época en que Levine trabajó con ellos eran exiliados de facto, cuyas obras dramatizan conjuntamente la búsqueda de anclas en un idioma apátrida: uno a través del sexo y la música popular, el otro a través de los espectros de la radio y el cine.

A todo esto hay que añadir el hecho de que prácticamente todo el «reparto de personajes» —todos ellos conocidos, algunos amigos íntimos, unos pocos amantes— de este libro, desde Borges y Bioy Casares hasta Arenas y Sarduy, han fallecido. La suya es una oda que convierte las memorias en un memorial, un conmovedor ejercicio de prosopopeya, la figura retórica para dirigirse a los muertos, que no puede descartarse simplemente como una curiosa nota al pie de página de un actor secundario.

El impacto que los escritores del Boom y sus obras han tenido en varias generaciones de lectores —desde la educación del gusto literario hasta la conciencia histórica y política— es una realidad que Unfaithful  complementa de manera esencial. El Boom marcó la apoteosis del lenguaje literario, y su traducción fue una de las formas en que ese triunfo se logró a nivel mundial.

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