Mañach, una filosofía a 76 grados Fahrenheit

De pocos libros se puede decir, a estas alturas, que fundan una tradición o dan testimonio de una herencia. ¿Una verdadera patria? —la interrogación de la editorial Casa Vacía es tan maliciosa como sincera— conmemora el centenario de la conferencia La crisis de la alta cultura en Cuba, leída por Jorge Mañach en 1925, pero es también un libro-manifiesto, un libro-provocación.

Un volumen cuyo título es una sospecha no se puede leer, naturalmente, sin sospecha. Los trabajos se enmarcan en un «centenario en ruinas». El centenario lo pone Mañach, las ruinas las ponemos nosotros. Se quiere buscar en aquel remoto 1925 claves para comprender 2025, o al menos una pista para entender el desplome de un país ahora en silencio, pero entonces trepidante en su discusión pública.

Es un libro con voz. ¿Cómo era la voz de Jorge Mañach? Hace años fue noticia el hallazgo de la entrevista que Mañach le hizo en 1950 al general Loynaz. Dialoga tranquilo, enfático, con un acartonamiento que podría calificarse de republicano. Quizás en 1925, tras pasar por Harvard y La Sorbona, el habla del joven periodista hubiera sido un poco distinta, a lo mejor más apresurada, pero no debe de haber cambiado mucho. Conversaban sobre el «gran tiempo viejo» y de otra voz, la de Martí.

La crisis de la alta cultura en Cuba fue pronunciada en la Sociedad Económica de Amigos del País, donde hoy está el Instituto de Literatura y Lingüística. Hay que imaginar esa reunión como parecida a la que dibujó Conrado Massaguer en su acuarela Sobremesa sabática. En el público está Fernando Ortiz, que dirige la Sociedad, y no pocos intelectuales habaneros que discuten sobre el momento histórico. El mundo recuerda perfectamente la Gran Guerra; se empieza a hablar de un tal Mussolini; Machado estrena su presidencia. Nadie tiene miedo a hablar, todos quieren ser polemistas y Mañach sube a la tribuna.

Ya desde el inicio busca una vía media. El cubano se mueve entre el «todo está perdido» y el «mejor de los mundos posibles» —¿no nos son familiares ambos polos cien años después?—, y carece de voluntad o vigor para fundar una verdadera nación. Numerosos obstáculos se interponen entre el cubano y su «destino». La falta de instrucción, la desconexión entre sus intelectuales, el desconocimiento de su propia historia, la mala o nula lectura de sus padres fundadores, la falta de disciplina mental, el choteo y otros factores que dependen más de la naturaleza que de su carácter.

«Ningún gran sistema filosófico ha sido compuesto a 76 grados Fahrenheit, que es nuestra temperatura media», bromea Mañach (¡hoy es raro tan poco calor en Cuba!), y no es difícil imaginar las carcajadas de Ortiz y los otros.

Mañach lo aborda todo. Todo lo que se puede decir de esa joven república con una tradición y unas aspiraciones culturales que él —no se oculta para afirmarlo— valora superiores a los de Estados Unidos. Pese a todo, se enorgullece del «gran tiempo viejo». Acaba asegurando que crisis no es agonía (no podría repetirlo hoy), sino aviso  de cambio. «Crisis significa cambio», es la fórmula. La polémica se levanta de inmediato. Mañach se obliga a sí mismo a publicar varias glosas, pequeños programas que complementan su conferencia y ofrecen «algunos remedios» a la crisis.

La conferencia es el núcleo de ¿Una verdadera patria? En torno a las palabras de Mañach se construye una serie de círculos concéntricos no solo para comprender al texto, sino también para entender al hombre. La segunda sección, que encapsula y explica el discurso, tiene como voces protagónicas a Daniel Céspedes Góngora, Jorge Domingo Cuadriello, Gustavo Pérez Firmat, Alfredo Triff y José Prats Sariol. Cada uno trae su Mañach de bolsillo.

El texto de Céspedes Góngora es erudito y recorre otro clásico de Mañach, Historia y estilo. Cuadriello narra su activísima vida como gestor cultural y director de instituciones hasta su muerte en Puerto Rico, exiliado y desilusionado con Fidel Castro, a quien inicialmente apoyó. El investigador también hace justicia al recordar los frecuentes (y nada inocentes) ataques de Heberto Padilla, Virgilio Piñera y Antón Arrufat a quien consideraban una momia de la etapa republicana. Triff define el lugar de Mañach en la filosofía del siglo XX.

Pérez Firmat busca pistas sobre el carácter de Mañach en la Harvard indifference que cultivó desde sus años de estudiante en Nueva Inglaterra, calibra su estilo público, su elegancia, su seriedad, su civismo resumido en un maravilloso aforismo: «Frente al relajo, la formalidad». Prats, por su parte, realiza el esperado «aterrizaje» de Mañach en el siglo XXI y analiza los paralelismos y los divorcios entre ambas realidades. Ante la queja sobre el calor, Prats se pregunta por qué no menciona cómo afectaron los ciclones la sensibilidad criolla. No sin vértigo, asistimos por último a lo que una Inteligencia Artificial tiene que decir sobre Mañach.

La tercera parte de ¿Una verdadera patria? es un vibrante dosier, preparado por Ricardo Luis Hernández Otero, de cartas, documentos, comentarios y polémicas en las que Mañach se vio envuelto. Es quizás donde mejor se percibe la tensión de la década del 20 en Cuba, en su deliciosa coralidad.

Los escritores mencionados en esta reseña han constituido una especie de clan que tiene en Mañach a su santo patrón. ¿Una verdadera patria? podría convertirse, si no tienen cuidado, en su evangelio. Creen en Cuba. Creen a pesar de todo en Cuba. Yo no comparto su fe, pero la admiro. O más bien admiro lo que el editor del libro, Pablo de Cuba Soria, ve en esas extraordinarias conversaciones de los criollos viejos: «una cultura que en otro tiempo supo discutir con elegancia, pensar con riesgo y escribir con estilo».

2 comentarios en “Mañach, una filosofía a 76 grados Fahrenheit”

  1. La agudeza de esta reseña incluye una caracterización, la mejor hasta ahora, de lo que este libro se propuso y ha logrado. El desafío por una Cuba mejor –salir de las ruinas castro-comunistas– no tiene por qué haber terminado, aunque escépticos y pesimistas en 2025 piensen que desmontaron el set.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio