3
También en poesía es urgente custodiar la razón de lo “por-venir”, más allá de cualquier razón. Oponer a toda pupila totalizadora la visión de un ‘aquí y un hoy’, incluso si (para aquella) aún no es visible.
5
Así es como sobrevive lo que ya no es ni puede ser más literatura, por el sentido de estupro y la arrogancia de sus técnicos. (La medianía no quiere salir de sus cuarteles).
11
¿Hay una República de Letras? ¿O sólo clanes de escritores resistiendo, sosteniendo en las fronteras la guerra de chacales de las literaturas vernáculas?
¿Hay una República de Letras o sólo hordas de intelectuales opuestas unas, abocadas otras a la colateralidad?
¿Hay una República de Letras o grupos regentes mejor organizados contendiendo contra tribus colindantes en perpetua desbandada?
¿Hay una República de Letras o grupos que acaparan la información (material gnoseológico) y se instituyen cabezas pensantes, controladores del deber-ser estético?
12
Execrados por lo histórico, los escritores (de aquí y allá) se afilian en pequeños grupos de deprecación.
13
La glaucomatía crítica y la arrogancia son idénticas a la quema de libros.
15
En un tiempo en que a la poesía se le compran perfumes caros, o se le mata de hambre.
21
Cuando todos los caminos se cierran, queda el camino de la literatura que también se cierra. En su camino cerrado está el camino.
Imagen: Santo Domingo y los Albigenses (1493-1499). Pedro Berruguete, Museo del Prado.




