¿Cuál fue el libro que destruyó tu inocencia literaria y te dejó emocionalmente disponible solo para personajes ficticios?
Un libro muy importante en mi vida, que leí después de los infaltables La guerra y la paz, la Ilíada, Hamlet, Papá Goriot, Rayuela y Cien años de soledad, fue El amante porque lo leí en una época en que yo había apostado por la poesía y cambió mi manera de ver las cosas.
¿Qué autor/a te gustaría besar o abrazar y luego golpear con una edición de 800 páginas por arruinarte emocionalmente?
A Vonnegut Junior, su Desayuno de campeones es un librito ardoroso como fogata en medio del Escambray.
¿Cuál es el libro que dices que «te marcó», pero en realidad solo lo leíste por presión estética?
Ninguno, me gustó o me gustó. Si no es así que se vaya a comprar los chícharos de la bodega.
¿Qué personaje literario querrías como pareja, aunque sabes que terminarías llorando en una librería con jazz de fondo?
Aquella rusa de La montaña mágica.
¿Qué libro consideras «un clásico necesario» pero solo porque te da ansiedad admitir que te aburrió como misa en latín?
Ninguno, para qué mentir, solo hablo de libros que me gustaron.
¿Cuál es tu lectura secreta de vergüenza?
Muchas, novelas fantásticas y policiales de tipos duros, pero sobre todo ciencia ficción.
¿Qué autor moderno te resulta tan brillante que lo detestas como se detesta un/a ex?
A Sebald lo detesto porque se dio el gusto de morirse demasiado temprano.
¿En qué momento de tu vida descubriste que subrayar frases no significa que las entiendas?
Muy temprano.
¿Cuál es la palabra más pretenciosa que has usado para hablar de un libro y así sonar más intelectual?
Acucioso.
¿Qué edición de un libro compraste solo porque tenía cantos dorados y parecía un objeto de brujería victoriana?
Ninguno.
¿Qué personaje literario usarías para que le diga verdades a tu ego?
Opiano Licario.
¿Qué libro te obligaron a leer en la escuela y ahora finges que amas por trauma y costumbre?
En mis tiempos, leer los libros que aconsejaban mis profesores de literatura solo dificultaba la respuesta necesaria para aprobar los exámenes, así que cada lectura era una subversión.
¿Qué librería física es tu ruina financiera y tu capilla emocional?
El Ateneo de las avenidas Cabildo y Juramento, en Buenos Aires.
¿Cuál fue la última frase literaria que te hizo decir: «maldito genio»?
Tantas.
¿Cuál es tu lugar favorito para leer como si fueras un personaje de Murakami?
No soy muy Murakamiesco, así que no me imagino.
¿Café hípster, ventana lluviosa, cama existencialista? ¿Algún otro?
Leer en la cama es la perfección misma.
¿Cuál es el libro que usas para impresionar a gente culta y que jamás has terminado?
Leer no impresiona a nadie, al contrario.
¿A qué personaje literario le confiarías tu diario?
Al Marqués de Sade, no entendería ni jota.
¿Qué autor muerto invitarías a tu funeral solo para que lea algo devastador y elegante sobre tu mediocridad redimida por el amor a los libros?
A Teófilo Stevenson, siempre lo admiré, aunque desconozco su obra escrita.
¿Cuál fue la peor traición literaria que sufriste? ¿Un mal final, una adaptación atroz, o que tu autor favorito profesara una ideología incompatible con tus principios?
Por las tres he pasado.
¿Cuál es el insulto más refinado que has pensado hacia alguien que dice “no me gusta leer”?
Nevermore, le diría. O “ponte a escuchar con los ojos a los muertos”.
Tienes una pila de libros por leer tan alta que si se cae podría matarte. Aun así, ¿cuál(es) compraste ayer?
El Maestro y Margarita, El dios de las pequeñas cosas y El siglo de las luces, además de Así es como la pierdes y las obras completas de Toni Morrison.
¿Qué libro «profundo» te pareció un fraude elegante lleno de humo, citas sueltas y pseudomística de librería hípster?
No se me ocurre.
¿Cuál es la última vez que leíste algo tan hermoso que reveló algo de ti mismo y quisiste arrancarte los ojos como Edipo?
Ayer.
¿Cuál es tu edición de “libro fetiche”, esa que no prestas, aunque la otra persona te prometa su alma?
Mis libros quedaron en Cuba, pero acá tengo una edición de Mitos griegos, de Robert Graves, que amo.
¿Qué autor invocarías en una sesión espiritista para preguntarle por qué te dejó con ese final?
Gogol.
¿Cuál es tu ritual de lectura secreto que te hace sentir que el mundo tiene sentido, aunque sea por diez páginas?
Pedro Páramo.
¿Qué frase literaria usas para justificar tu adicción a leer en lugar de resolver tus problemas reales?
Si no siempre entendidos siempre abiertos…
¿Qué libro quema lentamente tu conciencia porque nunca lo terminaste y aun así opinas de él como si fueras crítico del Paris Review?
No lo sé, alguno habrá.
Si fueras un libro olvidado en una estantería polvorienta, ¿qué frase pondrías en tu contratapa para que alguien, por fin, te elija?
Maldición eterna para quién lea estas páginas.